MASARU EMOTO: "LA ENFERMEDAD SE SUPERA CUANDO SE RECUPERA LA ARMONÍA"

¿QUIÉN ES MASARU EMOTO?
Masaru Emoto tiene 62 años que desde luego no aparenta físicamente. Y su estado mental es excelente. Algo que atribuye simplemente a que cada día bebe agua de calidad. Especialista en Medicina Alternativa abrió en Japón en 1994 un centro de investigación para estudiar el agua diseñando un procedimiento que le ha permitido estudiar su respuesta a distintos estímulos.
Lo que hizo fue tomar 50 frascos de cristal, introducir en ellos 1 cc de la misma agua y luego dejar que se congelaran manteniéndolos dos horas y media a 25 grados bajo cero. A continuación, con un microscopio de 200 aumentos y en un cuarto refrigerado a una temperatura de 5 grados bajo cero, fotografió las moléculas cristalizadas de cada frasco. Un trabajo que hay que realizar en pocos minutos, antes de que el calor del microscopio acelere la descomposición del agua cristalizada. Pues bien, Masaru y su equipo tardaron dos meses y medio en obtener la primera foto publicable y hoy posee ya ¡más de 50.000! Y es que el agua, cuando se congela, lo hace en forma de cristales de tipo hexagonal. Aunque a veces no lo consigue y según Emoto eso sólo indica que se trata de un agua contaminada y tóxica no apta para el mantenimiento de la vida.
Cuando se observa el agua congelada a través del microscopio puede constatarse que los cristales comienzan a crecer desde el centro al cabo de unos 10 segundos. Luego, transcurridos 40 segundos, se hacen ya claramente apreciables pequeños adornos sobre los vértices del hexágono que, según Emoto, representan y contienen la información que puede transmitir. Hasta que el cristal llega a su "fase adulta" y entonces comienza a derretirse. Emoto pudo así constatar, mediante este proceso, la evidente diferencia entre la belleza y perfección de los cristales que se observan en las aguas que están en buenas condiciones y el aspecto deforme y desestructurado que se obtiene de las aguas contaminadas.
Después decidió someter el agua al sonido de distintos tipos de música y los resultados fueron sorprendentes. Porque descubriría así que cada música produce un crecimiento diferente. Y que, dentro de un rango de similar belleza, no es igual el cristal de agua que se forma tras hacerle "escuchar" a Beethoven que a Mozart o a Bach. Eso sí, las músicas más estridentes -así ocurre por ejemplo con el Heavy Metal- producen desarmonía en el agua que no cristaliza pareciéndose mucho la estructura que se visualiza a la del agua contaminada o tóxica.
Después probaría con palabras y pasó lo mismo. Y luego con las mismas palabras... pero escritas en un papel que pegaba al frasco antes de congelarlo. Y de nuevo las respuestas obtenidas fueron diferentes. La belleza de la imagen captada en el frasco con la palabra Dios nada tenía que ver con la desestructurada imagen obtenida en el cristal sometido a la influencia de la palabra Demonio. Singularmente, las fotos más bellas se obtuvieron de las muestras que se congelaron acompañadas de las palabras Amor y Gracias, cristales geométricamente perfectos.
El campo de experiencias se fue así ampliando y Emoto comprobó cómo el agua también responde de forma diferente dependiendo de la foto que se coloca bajo el frasco. En algunos casos ¡incluso adoptando el cristal los rasgos de las fotografías utilizadas!
Finalmente decidió probar con el efecto de la voluntad y constató cómo un frasco de agua contaminada sometido a una ceremonia de agradecimiento de unos cuantos niños situados a su alrededor ¡modificaba la figura de sus cristales! Experimentos similares se han realizado después aún a mayor escala en lagos y presas del Japón obteniendo siempre diseños diferentes antes y después. Obviamente, los obtenidos tras las ceremonias de agradecimiento resultaron ser los más armónicos y bellos.