EL SONIDO SILENTE

En estos tiempos, el sonido es la clave central para la
transformación y para el trabajo interno. El sonido es
más sutil que la luz o la forma. Cuando hablamos,
estamos divergiendo de un sonido a muchos. Desde esta
divergencia, volvemos a convergir hacia un sonido único
en el momento en que comenzamos a escuchar. Cuando
prestamos atención al silencio, escuchamos un murmullo.
Éste es el subtono, la base de todo discurso, toda la
inhalación y la exhalación. No es una emisión nuestra, es
sólo una ocurrencia continua dentro de nosotros mismos.
Cuando escuchamos el sonido subjetivo, escuchamos el
OM. El OM que pronunciamos es sólo para ponernos en
sintonía con el OM que está en nosotros; es un duplicado
del OM que está ocurriendo perpetuamente en nuestro
interior. Si el OM concluye, concluimos; si el OM termina,
los mundos terminan. Muchos cantan OM, pero no lo
escuchan realmente. Sólo podemos escuchar el OM
cantado cuando hemos desarrollado la facultad de
escuchar en la vida cotidiana.

La fuente de donde emerge el sonido es el centro del
corazón. Este centro se llama Anahata en Sánscrito, que
significa el sonido sin el contacto de dos objetos.
Allí podemos oír el sonido silente y escuchar la
voz del silencio. Esto manifiesta la energía eléctrica del
espíritu y del fluido magnético del alma y del prana. La
invocación diaria de la Palabra Sagrada repudia pensamientos
de vibración más baja y atrae pensamientos de
naturaleza más refinada. De esta manera se pueden
construir los cuerpos adecuados para las almas
superiores. Cuando usamos el OM, es importante que lo
pronunciemos con determinación, que pensemos
constructivamente y que creemos sólo pensamientos de
buena voluntad traducidos a buenas acciones. Destruiremos
otros pensamientos con el OM, o el OM nos
destruirá. Todas nuestras intenciones de trabajar con OM
serán destruidas cuando nuestra garganta y nuestra
lengua sean críticas, negativas y enjuiciantes y en
consecuencia, hirientes y desalentadoras para otros. De
igual manera, hablando sin pensar también gastamos
energía acumulada.